sábado, 18 de octubre de 2008

LARGO ADIOS A YLENIA CARRISI POWER.



(Fotos: LINDA CHRISTIAN (MGM-RKO, archivo VOGUE, entrevista de Waldemar Verdugo Fuentes)

Ahora, cuando pasó tiempo de haber conversado con Linda Christian para una entrevista que hicimos para Vogue, la encuentro nuevamente, y es otra. Está triste, ni cercana a aquella que Diego Rivera retrató dos veces, que mostraba en sus piernas perfectas y su cabello rubio natural en fotos que inmortalizaron los estudios de Hollywood. Ya no se ve en ella la fuerza que retrató en su personaje en "Tarzán y la sirena", donde el hombre mono conoce a la única mujer que le hace tambalear su amor por Jane, y que cierra la saga interpretada por Johnny Weismuller. Es cierto que siempre sus enigmáticos ojos verde oscuro y su piel bronceada conservan en ella una belleza inmediata, pero se ha perdido su buen humor cuando no dejaba de enriquecer sus recuerdos con chistes acompañados de una risa franca. Ahora llora cuando me recibe en su hogar en la Ciudad de México, la abrazo y beso sus mejillas sin saber cómo consolarla: ha desaparecido misteriosamente su nieta Ylenia y nadie sabe dónde está. Hay quienes dicen que sigue viva y oculta en algún lugar, quizás en el Caribe, y no quiere saber nada de su familia. Para Linda sólo existe esta verdad, dura, cruel, en que siente que se le ha arrebatado su nieta sin razón y nadie tiene una explicación posible. En su casa de Lomas de Reforma, además de Romina y Albano los padres de Ylenia, y sus otros hijos, la acompaña Taryn, con sus propios hijos. Linda apenas musita algunas palabras de protesta por la situación que les toca vivir y, luego, se retira con Taryn y los niños. Quedo solo conversando con Romina y Albano. Se produce un momento doloroso, y para aliviarlo pregunto a Albano por su padre, a quien conocí años antes en una entrevista que les hice para Vogue, y Albano, buscando entre ambos aliviar la pena de Romina que llora a ratos, entra en una historia de su padre y sus mayores con costumbres de campesino italiano, allá en Cellino San Marco, al sur de su país, donde viven regularmente. Romina, que es una de las mujeres más delicadas que he conocido en mi vida, de las más dulces en su trato y gestos, diría yo, ella dice:
-Nadie nos enseñó a ser padres. Pensábamos: “nosotros hemos conocido la felicidad y la conocerán también ellos”. Cuando Ylenia era niña, yo sólo pensaba en ser su amiga. De todos nuestros hijos, antes que nada sólo queríamos ser amigos, que confiaran en nosotros. Pensamos en darle la mejor educación. Ylenia habla cinco idiomas, estudió en buenos colegios... Y de repente, esa niña encantadora se transformó en un ser extraño, ajeno a nosotros; nos preguntábamos “¿qué hicimos mal?”. Es cierto que frente a la enseñanza sexual nos sentíamos cohibidos, como la mayor parte de los padres, creo yo, ¿como enseñarles a los hijos que quizás no es malo ni indecente algo que a nosotros se nos enseñó que era pecaminoso? Un día los padres nos damos cuenta de que aquello que temíamos enfrentar ellos ya lo han aprendido. Significamos toda nuestra vida, la única que tenemos, para criar a los hijos. Pero, ¿cómo enseñarles sin perjudicarlos? Yo no lo sé. Una madre piensa que lo que fue bueno para una también debe ser bueno para su hija, pero ahora no sé nada...
-Aunque resulte paradójico -nos dice Albano-, nuestra única esperanza ahora es que Ylenia se haya escapado de nuestro lado por no sentirse cómoda viviendo con nosotros. Y que aparecerá de un momento a otro. Esa idea nos sostiene. Con Romina estamos horas y horas conversando y nos decimos “quizás esto le molestaba o esto otro, y decidió irse”, pero ¿por qué así? ¿desaparecer sin avisarnos? Habíamos estado juntos todos hace un tiempo en Nueva Orleans y a ella le había encantado, ahora, habíamos pasado juntos las fiestas de fin de año y quiso volver a Nueva Orleans unos días, y desapareció, sin avisar nada a nadie. Hace casi seis meses que no sabemos de nuestra hija. Pensamos y pensamos, nos decimos que muchos hijos se escapan de sus padres, así, sin avisar, y quizás también Ylenia lo hizo y en cualquier momento, de nuevo, la veremos. En nuestra sociedad las familias se enfrentan a un proceso delicado, con la abundancia o la carencia de cosas en las vidas de las personas. Por el asedio de los movimientos anti-todo, por la separación del núcleo familiar a veces, aunque no era nuestro caso; nunca hemos sido indiferentes con nuestros hijos; si debíamos ir a trabajar a Chile, por ejemplo, un sitio tan lejano, allá llegábamos con toda nuestra prole, con baúles cargados de ropa de niños y lo justo para trabajar nosotros. Ylenia nunca fue abandonada por nosotros, como dicen algunos medios de prensa, que afirman que la teníamos abandonada. Cuando debió estudiar su enseñanza superior, era lógico que lo hiciera sola, ¿íbamos a estar con ella en el colegio? No sabemos qué era lo que quería que no supimos darle, a veces pienso que quizás no supimos cubrirle sus verdaderas necesidades. Cuando bautizamos a Cristel, la hermanita de Ylenia, su madrina fue la Madre Teresa de Calcuta, y cuando estuvimos con ella, Ylenia se mostró fascinada: la Madre Teresa la acarició y nos dijo que era una criatura muy tierna, que vivía de la ternura, y nosotros así lo entendíamos, y nunca dejamos de demostrarle nuestro amor, entonces ¿qué pasó con ella? Ella no era una drogadicta ni una delincuente... yo creo que nunca fuimos recíprocamente extraños; jamás pensamos que nuestra comunicación con Ylenia se había acabado. Romina me dice que es mejor creer que Ylenia así lo cree y, sin decirnos nada, se fue. Es cierto que el desafío a sus mayores siempre ha resultado un tónico para la juventud, incentiva a los jóvenes. Al fin que la única tarea de un niño es su auto definición, el crecer como un ser único. Nos decimos con Romina que un joven necesita enfrentamiento para avanzar, y quizás eso ocurre con Ylenia: una jovencita probándose contra los límites establecidos por los mayores. Mientras creció, nosotros pensamos que tenía un modelo a seguir, porque sus padres se admiraban entre ellos y el ejemplo que le dábamos en nuestros actos era siempre basado en el amor, y pensábamos que podía tener un modelo a seguir en ello, mientras se desarrollaba en su propia vida, en sus estudios, en el trabajo, en el amor a su tiempo... jamás la limitamos en sus amistades, le dimos casi todo lo que el dinero puede comprar y estaba a nuestro alcance, porque no somos ricos, pero todo lo que soñaba tener, lo tuvo, y evidentemente no fue suficiente.
-En Nueva Orleans -susurra Romina en un sollozo-, ahora nos dicen que habían visto a una chica igual a ella arrojarse a las aguas del río Mississippi...
-No amore -le dice Albano mientras toma su mano-. No pienses en ello, una fatalidad así estaría comprobada, y ya prometí que volveríamos a insistir con la policía para que indague cuál es la raíz de eso.
-Ylenia estaba descontenta -dice Romina-. Yo la sentía retraída en vez de combatir. Yo sentía que lo normal era que nos estuviera combatiendo como todos los hijos lo hacen con sus padres. Pero era como si ella nos estuviera abandonando, y yo trataba de incentivarla, pensaba que mientras más luego la tratara como a una mujer, más rápido llegaría a serlo y estaría preparada para enfrentar la vida que eligiera vivir. Ahora siento que todo lo hice mal. Lo único que quisiera es tenerla entre mis brazos y acariciarla como cuando era chiquita... Yo no sé qué hice mal como madre, pero prefiero pensar así y creer que la desaparición de Ylenia se debe a su ánimo de aventura y está enojada por algo que cometí o se sintió poco apoyada. Es cierto que nunca dejamos de estar preocupados de nuestro trabajo, de la música, nuestros shows, porque vivimos de nuestro trabajo, pero nuestros hijos, en verdad, siempre han estado primero que todo. Nuestro férreo afán de perfeccionar nuestro trabajo no significó nunca limitar nuestros sentimientos para el hogar. Nuestra integración como familia nunca fue escurridiza, era la base. El hogar ha sido donde ha estado nuestro corazón. No hemos sido padres molestos, asfixiantes. A menudo hemos estado más preocupados de estar a la altura de las necesidades y expectativas de los niños antes de obligarlos a la correspondiente a nosotros como padres. Y hemos practicado lo que les hemos enseñado... no tengo explicación para lo que sucede.
-¿Cómo ser buen padre? -se pregunta Albano como hablando consigo mismo, con profundo desconcierto-. Nosotros intentamos siempre superar objetivos extraordinarios que eran reales y atractivos para toda la familia; siempre buscando la unidad emocional, que nuestros hijos no sufrieran por cosa alguna, como, supongo, hacen todos los padres. Pensamos que la llave es la comunicación y pensábamos estar comunicados con Ylenia, con quien siempre fuimos sinceros aunque sin abrumarla; nunca dejamos de escucharla y no podemos saber ahora qué hicimos mal.
Luego de la extraña desaparición de Ylenia, lo cierto es que nadie puede presagiar siquiera el desenlace. Romina y Albano vienen llegando de Nueva Orleans, luego de una irrepetible experiencia por hospitales, morgues, hospicios, en una estancia de sobresalto continuo. Mientras son asediados por noticias que aumentan en sensacionalismo. “No nos rendiremos”, aseguran. Y volverán a Nueva Orleans este fin de semana. Ylenia Carrisi es definida por la prensa como una jovencita muy atractiva e inquieta que la había llevado a mantener una relación sentimental mas o menos larga con Eric, el guitarrista de la banda de rock de David Bowie, mientras terminaba sus estudios en el King’s College de Londres. Luego vivió en Italia y México. Estuvieron todos en Estados Unidos el año pasado y visitaron Nueva Orleans, luego regresaron a Italia a finales del año pasado y pasaron Navidad juntos. Romina y Albano irían a trabajar a Alemania donde llevarían a toda la familia, pero ella decidió volver a Nueva Orleans, “porque se había encantado con el jazz”. Su último paradero fue Le Dale Hotel, en el Barrio Francés, que quienes hemos estado en la ciudad sabemos que no es un hotel mejor o peor del casco antiguo, sus pasajeros son como todos los de la zona, una mezcla de gente de paso o extranjeros que pueden quedarse meses viviendo allí: en una de sus habitaciones se encontraron las pertenencias de Ylenia: su pasaporte, ropa y parte de sus cheques de viajero. Las averiguaciones adelantadas hasta ahora indican que trabó amistad con un trompetista llamado Alexander, un hombre de color ya mayor (sesenta años) de los que trabajan tocando su instrumento a orillas del río Mississippi. Dice Albano:
-Alexander Masakela, así se llama, lo conocimos y su figura es maléfica, es jamaicano y se gana la vida como músico callejero, contra quienes no tengo nada, pero este me produce escalofrío. Es conocido con el nombre de “el mescalo”. El mezcal es una bebida alcohólica mexicana de efectos devastadores, y a este hombre le dicen así: “el mescalo”. Mi hija lo había conoció el año pasado, en julio, cuando todos estuvimos allá y llegó contándonos que había estado oyendo a un trompetista que la había encantado con su música. Ahora lo ubicamos y hablamos con él y lo que nos contó fue una sarta de mentiras. La policía lo detuvo unas horas y luego lo dejó libre. Esto es algo que no pudimos entender. Sus ojos inspiran terror y creo que quizás logró anular la personalidad de Ylenia con su personalidad maléfica.
-Nos dicen tantas cosas -sigue Romina-. Un pescador afirmó que la vio los días 7 y 8 de enero caminando por las orillas del río. Pero lo normal en Nueva Orleans es que toda la gente camine por las orillas del río; pero el hombre dijo haberle notado algo extraño, como perdida. Otra persona nos dijo que la había visto esos mismos días en el Preservation Jazz (la sala de música) en compañía de otras amigas. Pero son noticias vagas, todas cosas que sólo proyectan sombras de inquietud en la investigación. Este hombre Alexander deberá comparecer de nuevo ante la policía porque seguimos de cerca las investigaciones, y no cederemos hasta dar con ella.
-La encontraremos -dice Albano-. Y si este Alexander u otro es culpable de haber dañado a nuestra hija, lo descubriremos. Ahora lo único que importa es creer que Ylenia está bien. Quizás cayó en manos de ese maleante u otro; y pudo ser obligada, quizás drogada, a hacer algo quizás con qué maldito fin... ojalá y Dios nos la devuelva, que todo esto sea nada más una prueba y ella esté bien, a salvo, en algún lugar, y aparecerá en cualquier momento”.
La primera vez que entré a esta casa donde converso con ellos, Linda Christian me aseguró que nos reiríamos juntos recordando su vida en Hollywood. Y así fue. Ahora, todo fue diferente. Luego de verles, bajó Linda y me despidió con lágrimas en los ojos. Ya no es la misma. Romina y Albano, con quienes compartí momentos de rara armonía otras veces, comiendo, una vez con el padre de Albano en el Hotel Presidente donde ellos actuaban, mis amigos queridos, tampoco ellos son los mismos. Digamos que ahora han descubierto que la fe no es fe si no se vive completamente entregado a los designios secretos de Dios. Regresaron a Nueva Orleans en búsqueda de Ylenia que se convirtió en noche y niebla tras telefonear a sus padres desde la recepción del Le Dale, el mismo hotel del barrio francés de Nueva Orleans donde, hace años, el escritor Charles Bukowsky se emborrachaba con cerveza. Según un Guardia de Seguridad del Acuario de la ciudad, Albert Córdova, quien merodeaba por las cercanías del río Mississippi, dijo haber visto a una joven con esas señas lanzarse al agua después de pronunciar estas palabras: "Pertenezco a las aguas". Son muchos los rumores que han escuchado sobre la desaparición de su primogénita. La antropóloga italiana Cecilia Gatto, en un escrito “sobre el bien y el mal”, publicado por toda la prensa de Nueva Orleans afirma, entre tanto, que Ylenia podría ser víctima de una “psico-secta”, tras leer el libro del filósofo norteamericano Edward De Bono, New thinking, que produjo una gran impresión en la joven, según sus padres, tras leerlo en el primer viaje a Nueva Orleans. Romina dice: “Me aterroriza sólo pensar que mi hija pueda ser víctima de una trata de blancas”. El adiós de Ylenia Carrisi tiene el inconfundible aroma de una huida a ninguna parte, de la que se regresa sólo por designio de Dios, a quien también encomiendo al recordarla con estas líneas.

(Romina Power y Waldemar Verdugo Fuentes, archivo VOGUE)

(Archivo VOGUE).
(C)Waldemar Verdugo Fuentes.